Seguimos dándole vueltas.
Acá, lo elaborado por Catalina Onufriuk.
"Es un lenguaje convencional que puede utilizar todos los recursos literarios, expresivos, del cuerpo, escenográficos, para comunicarse con el público. Puede retratar situaciones de la vida, hacernos reflexionar, mirar desde otro punto de vista, cachetearnos, sacudirnos, hacer exposiciones e invenciones. Tenemos que salir después de haberlo visto con algo nuevo.
Si se parte de un texto teatral, partimos de la elección de la obra pero comienza un trabajo arduo porque hay que ambientarla, adaptarla, dirigirla, darle la impronta del momento. La elección de los actores y sus interpretaciones tienen su singularidad que se complementa con el público que asiste en cada función.
Es una experiencia enriquecedora que el ser humano necesitó experimentar desde sus comienzos con los rituales. Nos representa, nos vemos reflejados. Puede ser dramática, grotesca, disparatada, realista, fantástica, etc. Plantea distintos niveles de profundidad e intensidad al hombre y sus emociones, necesidades, intereses, dominaciones, circunstancias, problemáticas. Por eso los escritores clásicos nos representan a través del tiempo.
Puede surgir a través de improvisaciones como La omisión de la familia Coleman.
Como espectadora me gusta lo que se transmite de la obra en ese tiempo-espacio escenográfico y lo que logra movilizar en mí. Y acá me pregunto si esa ficción es real o no, porque siento y vivencio lo que se está transmitiendo. Como estudiante de actuación me gustaría interpretar, transmitir una propuesta teatral y sentir que vale la pena poner en juego el cuerpo y la palabra para llegar al otro "público" para complementarla.
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