19 may 2013

Teatro: género literario y/o qué más.

Bajo el lema "retreatralizar el teatro", Georg Funchs, director del teatro de Artistas de Munich publicó en 1909 una serie de reflexiones, cuyo punto de partida era la reivindicación de la autonomía de lo escénico frente a lo literario. Proclamaba la necesidad de seguir el camino recorrido ya por las otras artes, "liberándose del yugo de la literatura y de todas las obligaciones exteriores que no se fundamentan en su específica y pura norma artística". Retrotrayéndose a los orígenes culturales y festivos del teatro, Funchs trataba de definir el "arte del teatro", en contraposición al "arte del drama", atendiendo a los elementos sensibles que lo constituyen. Para ello era preciso no prestar tanta atención al contenido dramático y su declamación como a la construcción artística de la escenografía y el vestuario, la inserción de la música y la danza y la composición general de la obra. Muy atento a la importancia de la danza den la cultura escénica del cambio de siglo, Funchs, como tantos otros reformadores de su tiempo, recurrió a las ideas de Nietzsche sobre los orígenes musicales de la tragedia para apoyar sus propias teorías.

En El nacimiento de la tragedia, Nietzsche, adelantándose algunos años al final del modelo teatral burgués y partiendo de la reflexión filosófico-filológica sobre los orígenes del teatro griego, fue uno de los primeros en advertir de forma radical y corrosiva sobre los peligros derivados de la reducción de lo escénico a la persistencia del teatro en forma de palabra privada de lo corporal. Las tesis de Nietzsche son suficientemente conocidas: el acto trágico original practicado por el coro dionísiaco, y su especificidad consiste en la transformación mágica, "la transformación de uno mismo delante de sí, penetrado en otro cuerpo". El coro trágico se descarga una y otra vez en el mundo apolíneo (en el diálogo sofócleo). Según Nietzsche, hasta Sófocles, el tránsito de lo dionísiaco a lo apolíneo mantenía un equilibrio adecuado, un equilibrio que se destruyó con el desplazamiento intelectual operado por Eurípides y por Sócrates, que anteponen la inteligibilidad a la ebriedad, que someten el cuerpo a la tiranía del intelecto.

La definitiva sumisión de lo escénico a lo póetico es propuesta por la Poética de Aristóteles. La idetintificación del placer estético y aprendizaje constituye la premisa para la equiparación de la experiencia trágica con la contemplación estética. Se trata de aplicar a la tragedia los mismos crierios que se aplicaban a la creación poética (artística) clásica: imitación de la belleza de la naturaleza, equilibrio, reposo y simplicidad, armonía de alma y cuerpo, control racional del cuerpo. (...) La poética aristotélica es la propuesta de un nuevo género, resultante de la separación definitiva de "logos" (diálogo dramático) y "mímesis" (música, danza, canto), en detrimento del espéctaculo escénico mismo. (...)

José A. Sánchez.
Dramaturgias de la imagen, ed. de la Universidad de Castilla la Mancha, 2002. pp. 14-16.

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